Un pequeño grupo de profesionales ha estado trabajando en el concepto de contabilidad verde durante décadas, argumentando que solo al asignar un valor financiero tangible al medio ambiente podemos administrarlo y protegerlo adecuadamente. Los críticos argumentan que necesitamos valorar los activos intangibles por derecho propio, y reducir la experiencia humana de la naturaleza a un valor en dólares es reduccionista, simplista y probablemente imposible. ¿Cuánto vale la vista desde el Monte Everest? ¿O nadar en un océano limpio en un día caluroso?
No obstante, el movimiento de economía ambiental dio un gran paso adelante con la creación del Esquema de Comercio de Emisiones de la Unión Europea, que asignó un precio a las emisiones de GEI y codificó el derecho de la industria a emitir GEI en asignaciones cotizadas y negociables. Esquemas comerciales similares surgieron en todo el mundo y se extendieron a “activos” como la biodiversidad y la energía renovable. De repente, los amantes de los árboles se codeaban con el conjunto de rayas de Wall Street y la ciudad de Londres. Se había hecho explícito el costo de la contaminación y el medio ambiente se había convertido en un negocio.
El intenso enfoque en ESG está acelerando esta tendencia, ya que los profesionales financieros se encuentran en la necesidad de divulgar el desempeño de sustentabilidad de sus carteras. Esto está causando conmoción en el sector, ya que los profesionales más acostumbrados a comparar el EBITDA ahora tienen que comprender cómo interactúan las empresas con la naturaleza y las comunidades, y qué impacto tiene eso en sus negocios. Hay una variedad de estándares de informes, y la Taxonomía de la UE recientemente publicada es otro paso importante para establecer un estándar industrial para la evaluación. Esto destaca la necesidad con la que los gerentes de sostenibilidad han estado lidiando durante décadas; la necesidad de enfoques y sistemas integrados.
Las juntas directivas, los inversores y los reguladores exigen a las empresas que proporcionen estos nuevos datos ESG. Con los mundos de la gestión ambiental y las finanzas chocando, se está desarrollando un nuevo lenguaje que ambas partes pueden entender, pero solo con educación en ambos lados. Los profesionales que se han vuelto expertos en los estándares de informes de GRI ahora necesitan proporcionar datos de calificación financiera, y esto trae un nuevo conjunto de desafíos.
Desafíos clave para los informes ESG
Muchas empresas están descubriendo que sus procesos actuales de recopilación de datos y generación de informes no pueden proporcionar el rigor requerido. Las fallas típicas que dan como resultado una calidad inadecuada de los informes de ESG pueden incluir:
- Responder a los marcos de información establecidos sin la debida consideración y alineación con las prioridades corporativas. Se requiere una sólida evaluación de materialidad para garantizar que las divulgaciones satisfagan las necesidades de la administración interna, así como las de las partes interesadas externas.
- Falta de establecimiento de procesos organizativos sólidos para respaldar el flujo de datos. La aceptación desde el piso de producción hasta la gerencia ejecutiva es necesaria para garantizar que el proceso se implemente de manera efectiva.
- Falta de rigor en el procesamiento de datos, a partir de técnicas de recopilación variadas, estándares múltiples en diferentes partes del negocio, silos de datos, competencias variadas entre el personal y variaciones de definición basadas en enfoques nacionales o regionales.
- Amplia complejidad que surge de múltiples taxonomías y estándares de informes, y la variación en las solicitudes de las agencias calificadoras. Demostrar un desempeño definitivo para cualquier aspecto dado puede ser difícil cuando se le pide que lo exprese de múltiples maneras.
- Soporte tecnológico inadecuado, la divulgación efectiva de ESG solo se puede lograr con una plataforma de toda la empresa que esté estrechamente integrada con los procesos comerciales y capture datos de la vida real en el terreno a medida que se originan en las operaciones.
Al implementar cuidadosamente los procesos y la tecnología apropiados, las empresas podrán superar estos obstáculos y presentar una imagen clara y justa de su desempeño. Esto les permitirá construir su propia narrativa, contar su propia historia y gestionar eficazmente su propia actuación.